El bebé en la octava semana de embarazo
La semana pasada comenzó a dividirse el cerebro, en tres estructuras diferentes. Ahora comienzan a formarse las manos y los pies, con pequeños dedos palmeados. El final de la columna, que parecía un rabito comienza a desaparecer.
A la vez se van creando los intestinos, pasando uno de sus anillos centrales al cordón umbilical porque no hay bastante espacio en el abdomen. Aunque parezca increíble, desde ese instante, los intestinos trabajan ya eliminando los desechos del cuerpo. Cuando pase un mes, al haber crecido el bebe y tener más espacio en la barriga, los intestinos saldrán del cordón y se colocarán en su sitio.
Y el sistema nervioso también está ya formándose, comunicándose con los músculos mediante pequeños e imperceptibles movimientos.
El bebe tiene la forma y tamaño de un cacahuete grande, pesando alrededor de 0,25 gramos y con una longitud de 7 a 17 milímetros.
La mujer en la octava semana de embarazo
Es el momento de ir al médico de cabecera o comadrona (sino se ha ido antes) a contarle la noticia. Se sabe que las mujeres que comienzan a recibir asistencia prenatal en los tres primeros meses tienen un embarazo más fácil y bebés más sanos que las que empiezan más tarde. Es importante que sea quien sea la persona que la trate a lo largo del embarazo, tenga confianza en su filosofía y sus métodos.
Lo común es que citarse mensualmente con el médico o comadrona hasta el séptimo mes (semana 28). A partir de ahí, las visitas suelen pasar a cada dos semanas, hasta la semana 36, que será semanalmente hasta el momento del parto (40 semanas). En estas visitas podemos realizar todas las preguntas y dudas que tengamos, sean pequeñas o grandes, y sin ninguna vergüenza. Es bueno anotarse las preguntas que vayan surgiendo entre las visitas para no olvidarse ninguna.
En esta primera visita prenatal, el médico le hará un análisis de sangre. Entre otras finalidades, este análisis se realiza para comprobar si sus glóbulos rojos contienen una determinada proteína: el factor Rhesus (Rh). Si usted es Rh negativo y el padre es Rh positivo, es posible que el niño sea Rh positivo. En ese caso, su cuerpo podría fabricar anticuerpos contra el Rh positivo del feto, con graves consecuencias para la salud de éste.
En algunos casos puede ser necesario un tratamiento y pruebas adicionales, quizás en una fase temprana de la gestación. Pero lo normal, para evitar que esto suceda, es administrar a la futura madre una inyección que contiene una sustancia llamada ‘anti-D’ si tiene pérdidas de sangre por cualquier causa durante el embarazo, o si se realiza alguna técnica invasiva como la amniocentesis.
Muchos médicos recomiendan administrar una dosis a las madres primerizas alrededor de la semana 28. Así se neutralizan los glóbulos rojos del bebé que puedan pasar a la corriente sanguínea de la madre. Si el bebé es Rh positivo, también se administra una dosis después del parto para proteger futuras gestaciones.
Como hemos comentado anteriormente, es normal sentirse cansada, ya que es un síntoma normal de principios del embarazo. Para evitarlo lo mejor es llevar una vida lo más sana y relajada posible: comer bien, descansar mucho y hacer algo de ejercicio.