El bebé en la vigésimo tercera semana de embarazo
El bebe ya puede oír a su madre, ya que se le han endurecido los huesos del oído. Es bueno hablarle, leerle un cuento o cantarle todos los días. Puede parecer raro hablarle a su tripa, pero eso facilita que el bebé se acostumbre a su madre al nacer.
El líquido amniótico, mantiene al bebé caliente dentro de su tripa. Más o menos hay un cuarto de litro, en el interior del saco amniótico, renovándose cada tres o cuatro horas.
Es el lugar perfecto para que el bebé se desarrolle y nazca sano. Le protege de las infecciones y le da la libertad de movimientos necesaria para ejercitar su cuerpo.
El bebé parece un pequeño y delgado recién nacido. Pesa unos 370 gramos y mide unos 25 centímetros.
La mujer en la vigésimo tercera semana de embarazo
Si aun no se ha apuntado a una clase de preparación para el parto, es conveniente hacerlo ya, porque puede que se queden sin plazas rápidamente. Puede ser conveniente que el curso acabe unas semanas antes de la fecha prevista para el parto, por si acaso el bebé se adelanta.
Es muy importante tomar el hierro necesario en las comidas, ya que es el responsable de la producción de glóbulos rojos, que transportan oxígeno para usted y para el bebé. Muchas mujeres sufren una pequeña anemia antes de quedarse embarazadas y un 20% deben recibir tratamiento por deficiencia de hierro durante la gestación. Los síntomas (que pueden no ser muy manifiestos) son cansancio, debilidad, respiración entrecortada y desvanecimientos.
Si se sufre, lo primero que debe hacer es tomar más hierro en la dieta. Uno de los alimentos más ricos en hierro, es el hígado, al igual que la carne roja, las lentejas y las verduras de hoja, como las espinacas y las coles. A veces es necesario tomar suplementos de hierro, que suelen formar parte del suplemento vitamínico prenatal. Su médico determinará en las visitas si necesita un suplemento de hierro.
Una de las cosas que se realizan en las visitas prenatales es el control de la presión sanguínea. Está puede ser algo más alta durante el embarazo, debido al aumento del volumen de sangre y a la fuerza de las contracciones cardíacas. Si fuera demasiado alta, es posible que su médico realice controles para detectar la preeclampsia, una complicación del embarazo caracterizada por la presión sanguínea elevada, la aparición de edemas (hinchazones) y la presencia de proteína en la orina.
Un 7% de las mujeres embarazadas la sufren, y se puede tratar, sobre todo si se detecta pronto. Es muy importante detectarla a tiempo, ya que en los casos más graves, la preeclampsia puede reducir el riego sanguíneo a la placenta y, en consecuencia, al bebé. Los síntomas son: jaquecas, visión borrosa, hinchazón repentina de sus manos y pies, por lo que si se los nota, avise a su médico inmediatamente.
Al tener la tripa más hinchada que antes, puede preocuparle darse golpes, dañando al bebé. Como hemos dicho, el útero y el saco amniótico constituyen un acolchado perfecto para el feto. Pero si está preocupada, consulte a la comadrona.